EL MOVIMIENTO A PARTIR DE LA ENERGÍA
Hay un refrán que dice “El movimiento es salud”. De ser así ¿por qué nos lastimamos al bailar?
¿No será porque la mayoría de las veces en esa competencia contra uno mismo, se deja de sentir el cuerpo y el movimiento se realiza sacando fuerzas de donde se puede y no de donde se debe? En estos casos la técnica se vuelve un elemento amordazante en vez de liberador del movimiento.
Así como un alfarero prepara su arcilla y un violinista afina su instrumento, un bailarín debe afinar su cuerpo para empezar a bailar. ¿En qué consiste esa afinación? En una correcta colocación postural y en una toma de conciencia de todo el cuerpo.
Un árbol extiende sus raíces a la tierra para crecer y un edificio depende de sus cimientos para no derrumbarse. El bailarín necesita de un muy buen apoyo al piso para bailar.
El pensamiento es el generador de la energía que al ser liberada por los distintos canales del cuerpo produce una correcta alineación y conciencia del cuerpo.
Lo primero que debemos lograr es un estado de silencio de nuestra mente, y desde allí enviar una orden al cuerpo: “mando energía al piso”. Del mismo modo que al arrojar una piedra en un estanque ésta produce ondas, este pensamiento en una mente tranquila produce energía.
Un maestro de Tai Chi daba una imagen muy clara explicando la diferencia entre energía y fuerza: “La primera sería como la navegación a vela, el viento y la inteligencia en el uso de las velas produce el movimiento, en cambio, en el bote a remo es la fuerza muscular que lo mueve produciendo un movimiento mecánico y cortado”
El logro de un mayor equilibrio y una liviandad al realizar los movimientos son los primeros síntomas de que el cuerpo se ha organizado produciendo una sensación de distensión y facilidad que todos en algún momento hemos sentido cuando el movimiento ha sido bien ejecutado.
Con un cuerpo en pleno estado de conciencia, aprender a bailar es muy fácil.
Una vez desarrollados estos centros, se empieza a trabajar con movimientos pautados y se recomienda al principio hacerlo en forma lenta para ser concientes que el movimiento se realiza por la energía y no por la fuerza muscular.
Miguel Angel decía que en el mármol están todas las formas y el escultor debía sacar lo que sobraba. Del mismo modo podemos decir que el cuerpo contiene todos los movimientos, sólo hay que dejarlos salir y para eso debemos usar el fluir de la energía.
La mayor dificultad en este trabajo reside en no preocuparnos por el movimiento y ocuparnos en generar energía.
Akira Amagasaki, maestro de danza, nos dice: “El aprendizaje de la danza debe llevarnos a un descubrimiento de nuestro cuerpo y de nosotros mismos, logrando la reapropiación de un cuerpo conciente. A partir de ese cuerpo recobrado surgirá la expresión”.